Entre nubes de esperanza,
se luce blanca y pura la existencia,
porque se evapora la ignorancia humana,
como atardecer inesperada en el horizonte,
se precipitan como gotas de arrepentimiento,
en la oscuridad de la confusión
donde aterriza la humildad mortífera,
en el aeropuerto de la reflexión,
abre sus puertas a la solidaridad,
porque sabe que es su naturaleza,
y su corazón late cómodo,
cuando en su ser retumba la canción de la hermandad.
Entre tanta ceguedad, astucia, egoismo e hipocrecía,
cae como piedra su orgullo y su señorío,
hundiendo su propia existencia en el lodo de su resistencia,
en el infierno de su propia creación,
de esa criatura invisible que carcome su célula viva,
asfixia su ignorancia,
elimina su existencia,
del que cree ser señor dominante,
que no ama a su pachamama,
que no respeta al inti y a los astros,
que olvidó su naturaleza innata,
que da arigen a su sabiduría.
Tiene tantas invvenciones que ahora llama tecnología,
creaciones de confort e inteligencia artificial,
juega y se recrea, es feliz en su apariencia docil,
pero hoy abre sus ojos llorosos,
mientras se ancla en su cerebro,
la razón y la espiritualidad,
cuando ateos renunciaron a su Dios,
olvidando la dualidad que le hace sapiens,
porque la fragilidad de su carne es atacada,
y hoy quieren amar el suelo que los sostiene,
los alimenta y aún les regala sueños.
Se arrodillan para pedir piedad,
porque sus actos porvocaron estragos,
hoy solo pagan con sus vidas,
sus errores cometidos jugando a ser Dios,
porque comprende que vuelve a ser polvo,
calcinado o fresco, pero vuelve a ser polvo,
son pocos los que hoy aceptan su endeblez,
auqnue para otros mas puede el dolar,
que el dolor de la pérdida del desamparado,
porque este no puede comprar aire,
ni vida en un supermercado,
va muriendo y va desapareciendo,
su historia es sólo un soplo,
en la infinidad del universo celeste,
sus lágrimas auqnque arrepentidas profundamente caladas,
no hacen milagros,
solo dan saltos fallidos,
tratando de enmendar sus barbaridades,
no devuelve a seres que marcaron sus recuerdos,
de personas que armaron su conciecia,
que construyeron su escencia material,
con gestos, palabras y reminiscencia,
pero es increible como evoluciona,
como mantequilla ante el sol,
de acuerdo a su intensidad,
el hombre es como el agua,
que no sabe de sus estados,
y muere por mantenerse en vida.
