miércoles, 27 de febrero de 2013

Rosa Marchita, dolor de un hijo

Desperté hoy del sueño profundo,
puedo ver tu aflicción,
puedo percibir tu dolor,
dolor que te consume,
 como arena dispersada con el viento,
en el universo del llanto,
puedo observar tus lagrimas,
que secar solo sabe el amor,
ese amor que guardaste rencorosamente,
en el vacío de tu corazón decepcionado,
en cada palabra pronunciada,
tu debilidad se apodera de ti,
aquellas pesadillas que tu boca pronuncia,
construye un muro de esperanzas,
vence tus miedos y ama la vida,
que tu sonrisa coloree tus días,
y tu existencia sea almíbar,
tu sufrimiento es infinito,
perder una rosa amada es morir,
te acostumbraste a verla,
marchitada o deshojada,
pero era tu rosa,
estaba en tu jardín,
se impregno en tus células
el aroma que embriaga,
hoy hay solo un vacío,
que duele mas cuando la recuerdas, 
soy tu cómplice,
abre tu ventana, 
y deja entrar una palabra mía,
amigo mio,
déjame acompañarte en tu luto,
déjame decirte que puedo sostener tu mano,
y sacarte la venda del dolor,
cuando así tu lo deseas,
cuando aquella herida,
pueda cicatrizar con mis besos,
cuando tu sonrisa regrese,
y tu amor renazca de nuevo.