martes, 28 de febrero de 2012

Una lección de vida


Una mañana 
Caminaba Sophia, entre la muchedumbre, entre el ruido entorpecedor de aquellos carros, conducidos todas por personas apresuradas por llegar temprano o al menos a la hora a su centro de estudios o trabajos, Sophia no ajena a este fenómeno social como todos nosotros, pensando llegar temprano a su trabajo como todos los días, después de una caminata de 25 minutos decide ir a comprar una bebida; se sorprende al ver una espigada figura de un atractivo joven de cabellos lacio, mirada esquiva; se toma el tiempo de ver la verdadera mirada de  esta persona; Sophia era muy superficial, pero esta vez deja pasar esa imagen y continua su día rutinaria, se dirige a su trabajo.
Pasa el día agotador y estresante, y como de costumbre  al día siguiente se dirige a su trabajo, pero otra vez se cruza la imagen que vio hace unos días, y de casualidad era el mismo, pero esta vez él le pregunta con voz segura y seria, ¿Dónde está Xiomara?, ella atónita no le contesto nada y evadió todo contacto visual y verbal, pero esta vez el joven apuesto siguió un dialogo, como si ella le estuviera contestando, ¿ella ya termina la universidad este año?, y tu, ¿cuándo terminas?, precisamente Sophia, en ese momento pensaba en cuanto tiempo mas terminaré esta carrera, (estudiaba administración de empresas en la Universidad), cuando escuchó esa palabra le miro fijamente y le dijo: termino este año, te vi varias veces por este lugar, acaso vives por acá, el varón, continuo sus preguntas, ¿Xiomara si me ama?, mi papa me dijo que ya trabajaré, mi hermano ya se fue a Suiza, yo trabajo en la biblioteca,….Sophia no entendía, aquel muchacho era tan distinto, que su mirada era indescifrable, trataba de entender, y dentro de ella sintió que aquel ser le necesitaba, que estaba perdido, y necesitaba que alguien le dijera ¡regresa a casa!, y de hecho estaba loco, entonces ella cedió unos segundos de su tiempo, de hecho estaba pasando llegar rápidamente y la hora de entrada al trabajo; se percató que aquel muchacho apuesto, de apariencia noble y voz bastante varonil, estaba loco, era un loquito de la calle, uno mas, aunque los que lean en este momento crean que no tiene sentido, tratar de escuchar a la gente, tal vez en ese momento salvemos una vida, o direccionemos una al menos, tal vez influyamos de manera positiva en tomar decisiones, nuestro punto de vista es importante, las apariencias son solo etiquetas en la sociedad, veamos lo que realmente tiene una persona para dar, valoremos los valores y desechemos los defectos,  aunque en los últimos años, solo se aprecia y valora la etiqueta de las personas.
Este muchacho estaba loco, pero era uno de los mejores alumnos de marketing, sus padres no  le escuchaban, y todos andaban preocupados por tener mas dinero, sin escucharse unos a otros, escuche a sus hijos, la voz silenciosa es más peligrosa; observo a mi alrededor, todos los días, las personas parecen mudos andantes, nadie habla nada, en las combis y buses de servicio público, todos parecen mirarse y decir te detesto, estamos tan desconectados de nuestra naturales de interacción, que los animales nos superan en gran manera; tal vez esto sea común en las grandes metrópolis, pero una sonrisa no nos empobrece, un saludos menos…….







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