Es estimulante pensar en la
cultura cuando el país cae ha pedazos. En esas culturas que se resisten a
extinguirse y son el alma de cada pueblo.
Escribir sobre la gran
importancia y la riqueza de conocimientos, tradiciones que aun intactos se
mantienen en las silenciosas memorias de los ancianos; es dar a conocer el tesoro que aun nos queda por rescatar,
revalorando su existencia amando su
naturaleza y permitiéndolos integrarse a la sociedad o a la cultura
mayoritaria; la ignorancia en cambio es el aniquilamiento de grandes
potencialidades humanas y culturales.
A pesar de los avances científicos y tecnológicos
no logramos conservar ni evitar el deterioro de la capa de ozono menos detener
la contaminación, sigue siendo preocupación del mundo entero y las
organizaciones internacionales, descubrir un método eficaz que detenga la contaminación que tanto
daño nos hace.
El ser humano ha evolucionado desde hace miles y
millones de años, la naturaleza también; por ende es perfecta, pero alterado
por ese ser misterioso que es el homosapiens, destruida por su acción egoísta.
Ese ser en la actualidad se preocupa de su
entorno, trata de solucionar a su manera los diferentes obstáculos que durante
su existencia se le presenta; no se conoce asimismo, una vez más se da razón al
gran sabio Sócrates que dijo “conócete a ti mismo”. El hombre no se esta
comprendiendo si no se está encargando de observar los fenómenos externos, lo
estudia y trata de explicarlos, modificarlos de acuerdo a su evolución y a su
época; van desapareciendo las grandes culturas, consideradas para muchos
construcciones sobre naturales, subestimando la capacidad del hombre.
Autor: Candy Valera Chota
